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EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO

Todos estamos consternados por el desastre de la DANA en la comunidad de Valencia y de Castilla La Mancha. Pocas cosas han unido más a un país como esta catástrofe natural. Bueno, quería decir al pueblo, porque por país habría que incluir a los políticos que, como ya nos tienen acostumbrados desde hace años, solo piensan en sus intereses políticos. Y hablo de todos los bandos, porque cada uno desde sus trincheras se encargan de disparar a diestro y siniestro sin pensar que en medio estamos el pueblo. Yo hace mucho que ya decidí ser apolítico. No les creo y no me creo que vayan a hacer nada. Me refiero a que, para paliar los efectos desastrosos del DANA, el gobierno va a poner ayudas de todo tipo. Para empezar 10.600 millones de euros sobre la mesa, además de eliminación de trabas burocráticas o ayudas para recuperar fácilmente las diversas documentaciones. Pues bien, permítanme que sea un tanto escéptico. Esta vez se ha montado tanto revuelo y han quedado tan expuestos todos los políticos implicados, que la sociedad se ha unido como nunca. Por eso da la impresión que sí que harán todo lo posible. Pero en cuanto baje un poco la presión mediática y la riada de un pueblo solidario —que ha sido el verdadero apoyo de las victimas— mucho me temo que volveremos a las andadas y las ayudas se quedarán en un cajón. Como revista del automóvil que somos, me vais a permitir que me centre en las ayudas a los damnificados por perder el automóvil. Se estaba hablando que habría alrededor de 100.000 reclamaciones, pero yo creo que habrá muchos más. De momento (cuando escribo esto) se han solicitado 116.000, de las cuales el 60% corresponden a vehículos. Y esto solo en cuatro días, así que me parece que estamos hablando de varios centenares de miles de coches. La indemnización será de un 20% superior al valor venal del coche, o sea, el precio que tiene el vehículo en el momento anterior a producirse el siniestro. Todo eso, en principio, suena muy bien, y el Consorcio de Compensación de Seguros es el que se encargará de pagar estas indemnizaciones. También anuncian que ya se han empezado a pagar algunas de estas reclamaciones. Y nos lo tenemos que creer. Esperemos qué sí. Pero es que desgraciadamente tenemos experiencias con otras catástrofes naturales y los damnificados siguen todavía esperando sus ayudas. Y con esta, pasará exactamente lo mismo. No ahora, que están todavía intentando salir airosos de su chapuza monumental, sino dentro de unos meses, cuando se empiecen a olvidar el caso, y los debates políticos sirva para tirarse los trastos a la cabeza unos y otros. El servicio público se terminó hace mucho. Ser político es una profesión en sí mismo y se dedican a ello, a ganar votos echándose en cara las ideologías y con noticias fakes de uno y de otro lado. Aquí no salvo a nadie. Todos son iguales. No se dedican a ganar votos haciendo cosas para que el pueblo viva más confortablemente. Los servicios públicos son cada vez peores y los funcionarios —perdonad que generalice— son cada vez más desagradables de trato. El pueblo normal, el que no es funcionario, cada vez que tenemos que ir a un servicio público como la Seguridad Social, vamos temblando, porque no sabes qué trato vas a recibir. O si te van a echar una bronca porque no has llevado un papel. El caso es que no tengo mucha esperanza. No creo que lleguen las ayudas a los damnificados con sus coches destrozados e inservibles y seguramente dentro de unos meses nos encontraremos con casos de empresas que se han lucrado de una manera u otra, como los casos de las mascarillas en plena pandemia. Algún listo siempre querrá sacar partido. Pero los pobres que han perdido su único medio de locomoción para ir al trabajo, un coche con 15 años que cumplía perfectamente su función pero que ahora, con esas ayudas que he comentado, le correspondería unos 2.000 euros, una cantidad por la que no se podrá volver a comprar nada. Y eso si tiene suerte porque sus 2.000 euros se quedarán en un cajón aguardando la aprobación de a saber qué político a la espera de que se aproximen algunas elecciones para demostrar su generosidad. Siento ser tan pesimista y tan amargo con mis palabras, pero esto es lo que siento después de ver con estupor todo el desastre y cómo se han resuelto otros casos como el del volcán de La Palma o el terremoto de Lorca. Pues bien, esos afectados todavía están esperando las ayudas. Solo nos queda el verdadero valor de la solidaridad que ha demostrado el pueblo. El que ha salvado realmente al pueblo. Nosotros intentaremos en la medida de lo posible ayudar con vuestras reclamaciones si no os hacen caso. A nosotros tampoco nos lo harán, pero que sirva de altavoz para quejarnos y no nos sigan tomando por tontos. Seguir leyendo